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Fue una pausa, un bache en el tiempo. Un capítulo que se cerró y dio lugar a otro nuevo, o a la continuación del anterior. En esta noche, lo estoy sintiendo como un oasis en medio del desierto que quiero hacer florecer. Fue desaparecer de mi lugar, transportarme a otro espacio donde casi todo lo podía hacer desde cero. Una ventaja, un desafío. Y, finalmente, apenas un sueño... del que ya desperté.

Fue abrir mis ojos y encontrar que todo sigue igual a mi alrededor. Las personas, los lugares, la lista de pendientes, los sentimientos, la compañía y la soledad. Fue también recordar que, a pesar de todo, me llevé un gran tesoro desde ese lugar extraño donde pasé seis semanas de mi vida. Fue conocer gente fantástica, hacer cosas que nunca había hecho, hacer otras que no acostumbro hacer, y hacerlas tantas veces como nunca en mi vida anterior... Fue el dolor de saber que esa gente ya no está a mi alrededor, que por estos lares sigue la vida en construcción, con las pocas personas que andan cerca, y todas aquellas que anhelo más cercanas.

Fue recordar que la vida sigue. Con estas cosas. Tal cual es.
Fue un buen viaje. Y ahora debo continuar...