La libertad de volar

|
Soy un avión. Estoy lleno de carga y de combustible en mi interior. Eso hace que tenga un gran peso que me mantiene atado a la tierra, siempre en el mismo lugar. Mi panorama es aburrido, me rodea siempre la misma imagen, ese cielo nublado... Nada cambia mientras yo estoy así.

Pero afortunadamente me di cuenta de algo. Soy mi propio piloto. Y sí, también llevo una gran carga en mi interior. Pero parte de eso que llamo carga es la energía misma que me puede poner en movimiento. Y ahora sé que estoy lleno de ella.

Sólo debo hacer una cosa. Ponerme en marcha e ir hacia adelante. Con todas mis fuerzas. Poner en movimiento todo lo que soy, todo lo que tengo, toda mi energía concentrada en seguir siempre hacia adelante. Al principio notaré que sigo quieto. Es porque mi carga, todo eso que pesa dentro de mí, es grande, y necesito vencer esa inercia para poder salir del lugar en que estoy. Incluso tal vez yo mismo, sin darme cuenta, esté accionando mis propios frenos e impidiéndome cualquier movimiento.

Pero ahora soy consciente de eso, y lo podré cambiar. Ahora sé que en algún momento notaré, sorprendido, que ya estoy avanzando. Y no será suficiente. Deberé seguir dando todo de mí para avanzar más, y cada vez más rápido. Una y otra vez, sin pausa.

Y la magia, finalmente, ocurrirá.

Casi sin que me dé cuenta, llegará un momento en el que, con un mínimo movimiento, elevaré mi cara, mis ojos, hacia el cielo, y mis pies ya no tocarán el suelo. Ya no estaré atado a la tierra. Cumpliré al fin mi sueño de volar. Sólo debo mover mis alas, y mi velocidad y la magia del aire a mi alrededor harán el resto. Puede que las turbulencias me hagan tambalear en mi ascenso, pero mis alas y mi timón están preparados para sortearlas y seguir mi camino. Podré llegar tan alto como me proponga. Me abriré paso entre las nubes que alguna vez le quitaron el brillo a mi mundo y veré, finalmente, la inmensidad de un cielo azul y lleno de sol, todo para mí.

La única condición es que debo mantenerme siempre en movimiento si no quiero caer. Obviamente, me demandará bastante energía, ya que no debo detenerme ni por un segundo. Cada instante será una lucha por mantenerme volando.

Pero no dudaré ni un segundo en pagar ese precio.
Ese es mi pasaporte a la libertad.




"...y en el final dependeremos de los sueños,
porque de eso está hecho el amor..."
Van Halen, "Dreams"

Plácido final

|
Un día que pasé arrastrado por las mareas. Una hoja, alguna vez en blanco, en la cual sólo se ve un signo de interrogación. Una sensación que sentí muchas veces y ya no quiero repetir. La sensación del ayer desvaneciéndose, dejando frente a mí sólo un presente mustio del cual parece no haber escapatoria. Una soledad que, sé, es falsa, pero no por eso deja de abrumarme. La sensación de que dentro de mí no hay nada...

Sólo queda recostarme, tratar de encontrar un pequeño paraíso al menos en la intimidad de mi cuarto, esas cuatro paredes que serán habitadas sólo por mí cuando los monstruos en mi interior decidan marcharse, al menos hasta mañana. Un plácido final para el día de hoy.

Simplemente aguardo con mis ojos cerrados.
Mañana será mejor...