Interminables vías de ferrocarril se extienden a lo largo y a lo ancho de la tierra. Suben, bajan, atraviesan ciudades, campos, cruzan ríos, desiertos... Todo tipo de lugar es susceptible de recibir la fugaz visita de un tren.
Pero una cualidad propia del tren es tal vez su peor defecto: los rieles.
Sólo puede avanzar, o detenerse. A veces retroceder. Puede atravesar mil lugares. Pero su camino ya está definido. Su origen y su destino fueron fijados por alguien más. Y no puede apartarse de ese camino sin causar destrozos a todo cuanto lleva dentro de sí.
Dos rieles parecen marcar a diario mi camino.
Y sueño con trenes.

(*) Fuente de la imagen (y sin intenciones de propaganda):
Blog de José Luis Gioja
Blog de José Luis Gioja
3 comentarios.:
Me encantan los trenes. Fuentes inagotables de sorpresas, de andar ágil (por las noches, claro). El mejor medio de transporte, sin duda alguna.
Pienso que, tal vez, con ímpetu y amor, los rieles pueden torcerse. Hay que aferrarse a una idea esperanzadora.
Cuantas sensaciones juntas....Espero experimentarlas algun dia. Y de la mano, claro, de mi amigo :)
Beso.
Supongo que te referís a los trenes y no a los rieles limitadores, no? Jeje... Cuando quieras podés venir, las puertas están abiertas :)
Beso!
PD: El city tour incluye subtes y ferrocarril Sarmiento en hora pico, jajaja
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